dimecres, 19 de juny del 2013

La planta baja: una intersección entre el edificio y la ciudad

Reflexión extraída de la revista DPA, nº 21, Cota Zero.

La planta baja es el espacio que define el punto de contacto entre el edificio y el entorno urbano que le rodea.

Entendemos un edificio residencial mediante su planta tipo, sus leyes de composición o de la estructura, como la lógica vertical del edificio, un sistema que se podría repetir indefinidamente en vertical pero que se ha de transformar al contactar con el plano horizontal del suelo.

De aquí derivan los cambios de uso que se producen en la planta baja, los programas comerciales o las actividades colectivas, sin olvidarnos del papel del vehículo, que suele ser difícil de relacionar con el edificio.

Un aspecto muy importante que atañe a los edificios residenciales es la transición del espacio exterior al interior o privado. Algunos de los mecanismos de aproximación con los que se puede abordar son la percepción lejana del acceso, los cambios de cota o los espacios intermedios.

En el Pabellón Suizo de Le Corbusier en París, el espacio continuo en planta baja hace que se relacionen el entramado estructural de pequeña dimensión de las plantas superiores con seis únicos “pilotis” que soportan el edificio, permiten la continuidad del terreno y se convierten en elementos protagonistas del espacio.
El espacio generado es un lugar dinámico de paso y al mismo tiempo es un lugar para estar, pudiéndose utilizar como prolongación del vestíbulo. Lo trata como si de una estancia más se tratase, ya que sobre el pavimento aparecen dibujados elementos de mobiliario, y mediante los límites del pavimento se enfatiza el acceso o se recoge la llegada de los pilares.


El proyecto de viviendas de Alvar Aalto en Berlín, en el barrio de Hansaviertel. El edificio se organiza mediante dos núcleos de viviendas unidas por un espacio que, en primer lugar, mejora las condiciones de la parte posterior haciéndola más permeable al exterior. La flexión resultante de la conexión acentúa el carácter principal de la fachada oeste, que acoge al visitante al mismo tiempo que facilita la disposición resguardada a Sur en una de las esquinas de las grandes terrazas que tiene cada vivienda.
Al acercarse al edificio se percibe la planta baja libre algo elevada del suelo. Este desnivel otorga mayor privacidad a las viviendas situadas en este nivel y acentúa el recorrido hacia el acceso mediante la rampa.
El vestíbulo se abre al exterior por dos de sus lados y a través de los otros dos se accede a los núcleos de comunicación. Su forma y dimensión es debida a que corresponde al espacio que ocupan las dos viviendas centrales de las plantas superiores. Se establece una clara jerarquización de la entrada principal mediante una rampa y la entrada secundaria que se bifurca en dos aprovechando la topografía del lugar.


A diferencia del Pabellón de Le Corbusier, la planta baja del edificio de Aalto es claramente un lugar de paso y su pavimento de adoquines en continuidad con el exterior nos lo indica explícitamente.
Al estar en un lateral la rampa, obliga al visitante a tener una visión en escorzo del alzado Sur, que permite entender la disposición de las terrazas.

Actualmente hay un desinterés de nuestra sociedad por lo público, hay un abandono de aquello colectivo, y por consecuencia, una desconsideración por parte de los arquitectos hacia factores como los que se tratan con seriedad en los anteriores proyectos.

Las cuestiones derivadas de la relación entre el edificio y el terreno son muchas veces ignoradas. Para establecer una complicidad con el lugar habrá que tener una actitud que querer atender a las cuestiones que derivan del contacto con el suelo.

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